Este ha sido mi leitmotiv durante años: ¡las montañas son de los que madrugan!
Las montañas son de los que madrugan.
Los Pirineos son realmente magníficos y nunca me canso de verlos. Pero poder observarlos mientras sale el sol, verlos cambiar de color, del carmesí al rojo, luego del naranja al dorado, a medida que las sombras se alejan hacia las hondonadas de los valles, ¡no tiene precio!
Y para poder disfrutar de estos momentos mágicos, sólo hay dos soluciones: el refugio de montaña o el vivac.
No pasa un año sin que pase una noche en un vivac en los Pirineos. Es genial esa sensación de fundirse con la naturaleza circundante y vivir un momento convivial, frugal, rejuvenecedor…
Durante mi última corta estancia en Saint-Lary, elegí una opción permitida a todo el mundo para probar la aventura de vivaquear en la montaña. La zona dedicada al vivac cerca del lac d’Aubert r reúne cada tarde de verano a los que hacen senderismo por el GR10, así como a los que van a abordar las laderas del Pic de Néouvielle por la mañana temprano… o al simple amante de la montaña.
























